Un día más de calor, y volvemos a ser pocos en clase. ¡No quiero ni pensar cómo será cuando llegue agosto!
Empezamos con el calentamiento (que a estas alturas no hay nadie que ponga en duda por qué tiene ese nombre) y seguimos con judo-suelo. Mi herida está casi curada, pero como soy una persona de costumbres, vuelvo a abrírmela (hay que ver, una cosa tan pequeña lo que puede llegar a molestar) dejando un hermoso estampado en el judogi.
Al cabo de un rato, el profesor (que me ha puesto una venda antes de que me diera cuenta) nos cambia de rivales y cuando pasan unos minutos, hacemos movimientos de pie.
Lo típico: tirar de brazos + o-uchi-gari en movimiento + seoi-nage (estático) + uchi-mata (estático, algún día hablaremos de ésta).
No hay novedades hoy (solo practicar, practicar y practicar) excepto que Malabestia (un compañero que lleva en el dojo desde hace 20 años y que levanta 165kg) se ha dejado el cinturón y ha tenido que ponerse uno naranja. Ha habido bastantes bromas al respecto, y él las ha encajado con todo su buen humor. Concretamente, con el humor que le sirve para levantar los 165 kgs
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