Interesante comienzo hemos tenido hoy: un par de técnicas de defensa personal.
Por lo visto, a un compañero le robaron el teléfono el otro día y el profesor ha decidido enseñarnos un par de técnicas para evitar que eso vuelva a ocurrir.
Las dos técnicas parten del mismo supuesto: qué haces si te sujetan por detrás o si te amenazan desde atrás.
Para el primer caso, el profesor nos enseñó la patada de la mula™. Dado que no tiene sentido moverse o zafarse, lo más adecuado es atacar por sorpresa. Es tan fácil como apoyar las dos manos en el suelo rápidamente y, mientras el tronco se está inclinando, descargar una patada hacia las tripas del agresor. Simple. Efectivo. Doloroso (sobre todo si el golpe cae a la altura de las pelotas).
Para el segundo caso, el profesor nos enseñó a como alejarse de forma segura unos dos metros. Eso tiene dos ventajas:
De todas formas, y antes de concluir, el profesor nos recordó que la mejor forma de evitar cualquier amenaza es salir corriendo.
Interesante, espero que nos vaya enseñando más técnicas de esta disciplina.
Volvemos a judo, ahora. La clase tuvo bastante asistencia, así que tras el calentamiento nos agrupamos por parejas y realizamos 5 ó 6 veces hon-kesa-gatame.
Después hicimos durante 30 minutos judo suelo. Me tocó con un compañero que posee más de 20 años de experiencia y bueno, en mi favor, diré que al menos tardó 5.98 segundos en inmovilizarme. Lo normal es que tarde 3. Además hizo uso de guerra psicológica (las sonrisitas de autosuficiencia deberían estar prohibidas por el reglamento, joer).
El profesor nos enseñó otra técnica (no recuerdo el nombre, pero servía para inmovilizar a un rival que se encuentra a la defensiva adoptando una postura de cuadrupedia).
Me salió bien, estoy impaciente por ponerla en práctica el próximo día... siempre y cuando no me toque de nuevo enfrentarme a semejante bestia parda.
Tras las pruebas, el profesor nos tuvo practicando algunas técnicas de pie (tai-otoshi, hiza-guruma, o-uchi-gari y o-soto-gari). A ver qué nos depara la próxima clase.
Para el segundo caso, el profesor nos enseñó a como alejarse de forma segura unos dos metros. Eso tiene dos ventajas:
- Sirve para evaluar la amenaza desde una situación defensiva. Tanto para huir como para plantar cara, ya estás en una buena colocación.
- En ningún momento se pierde de vista la amenaza.
De todas formas, y antes de concluir, el profesor nos recordó que la mejor forma de evitar cualquier amenaza es salir corriendo.
Interesante, espero que nos vaya enseñando más técnicas de esta disciplina.
Volvemos a judo, ahora. La clase tuvo bastante asistencia, así que tras el calentamiento nos agrupamos por parejas y realizamos 5 ó 6 veces hon-kesa-gatame.
Después hicimos durante 30 minutos judo suelo. Me tocó con un compañero que posee más de 20 años de experiencia y bueno, en mi favor, diré que al menos tardó 5.98 segundos en inmovilizarme. Lo normal es que tarde 3. Además hizo uso de guerra psicológica (las sonrisitas de autosuficiencia deberían estar prohibidas por el reglamento, joer).
El profesor nos enseñó otra técnica (no recuerdo el nombre, pero servía para inmovilizar a un rival que se encuentra a la defensiva adoptando una postura de cuadrupedia).
Me salió bien, estoy impaciente por ponerla en práctica el próximo día... siempre y cuando no me toque de nuevo enfrentarme a semejante bestia parda.
Tras las pruebas, el profesor nos tuvo practicando algunas técnicas de pie (tai-otoshi, hiza-guruma, o-uchi-gari y o-soto-gari). A ver qué nos depara la próxima clase.
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